Habitualmente, en mi consulta dedico bastante tiempo a la valoración de mis pacientes: hago su historia clínica, escuchó sus preocupaciones y evalúo su piel (hidratación, textura, luminosidad, arrugas, flacidez y posibles patologías añadidas). Cuando realizo un presupuesto de tratamiento, a menudo me encuentro con pacientes que me dicen que le han dado un presupuesto más económico en otras clínicas.
Mi respuesta siempre es la misma: si el presupuesto no es similar solo puede ser porque el tratamiento no es el mismo; bien por las cantidades de producto que tenemos que inyectar, por el material utilizado, por el tipo de tratamiento o por la técnica utilizada.
Quiero hacer hincapié en la calidad del producto y, sin mencionar marcas (en consulta sí se mencionan y el paciente elige, con nuestro asesoramiento), puedo certificar que el tratamiento es radicalmente distinto. No es igual trabajar un filler para un rostro a nivel profundo debajo del músculo para reconstruir, recolocar y dar soporte; a nivel tejido graso para reponer los volúmenes perdidos; o a nivel superficial para alisar arrugas, tensar y regenerar. Son 3 planos distintos, 3 modos de actuar básicamente diferentes y complementarios entre sí.
Podemos actuar en uno, en dos o en los tres.
Cada parte del tratamiento tiene su importancia, pero no se puede generalizar pensando que cualquier filler es igual que otro, que todos sirven para cualquier plano o profundidad, que todos son del mismo grosor, la misma reticulación, la misma fluidez, la misma cohesividad, la misma plasticidad o, sobre todo, la misma calidad.
Aquí, quiero hacer una reflexión para todos los pacientes: si los precios de los fillers que tenemos en el mercado farmacéutico varían tremendamente de unos a otros, ¿es por capricho del fabricante, por soberbia de un laboratorio con nombre famoso, o, por el contrario, esta diferencia de precio se debe a la calidad del producto, a la dificultad y al tiempo de fabricación, y a las condiciones y garantía que ofrece?
Mi opinión es que las marcas principales se ganan su fama a pulso porque dan calidad, garantía y formación e información a sus consumidores. ¿Alguien piensa que un médico con suficiente experiencia es engañado por los fabricantes o simplemente elige un producto de mayor o menor calidad en función de lo que sus pacientes pueden costearse, en lugar de sus exigencias personales?
Por otra parte, y no menos importante, me referiré a la duración de los fillers de relleno. Los productos más caros también son más duraderos, si hablamos de productos similares en grosor y para el mismo tratamiento. Además, se adaptan mejor al tejido, se cohesionan mejor, no se mueven, no migran, no se abultan, no se endurecen y no forman granulomas.
Lo más importante de todo es que no dañan el tejido, no producen anticuerpos y tienen estudios propios que nos garantizan su bondad en nuestro cuerpo.
Por todo esto, yo, que soy muy exigente y en especial conmigo misma, elijo fillers de gran calidad, y solo esos, porque lo que quiero para mí lo quiero para mis pacientes.
Porque todos y cada uno de mis pacientes es único cuando está en mis manos.
Unidad de Medicina Estética HC Marbella.
enero 16, 2018
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