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Lifting facial

Esta técnica quirúrgica tiene como objetivo volver a reposicionar o recolocar adecuadamente aquellas estructuras faciales que, como consecuencia del paso del tiempo se han descolgado.

Esta intervención actúa sobre la relajación de los tejidos blandos de la cara y el cuello, arrugas que se forman entre la nariz y la boca, acúmulos de grasa en cuello y papada así como sobre la flacidez de la línea mandibular. La recolocación de los tejidos incluye tanto los más superficiales, como la piel y la grasa, así como los músculos, ofreciendo un resultado natural y duradero.

Generalmente, los mejores candidatos para someterse a este tipo de cirugía son tanto hombres como mujeres que comienzan a ver un descolgamiento en la piel del rostro pero que siguen manteniendo un grado óptimo de elasticidad. El lifting va a conseguir devolver el aspecto y apariencia más joven. La edad de los pacientes oscila entre los 40 y 50 años, aunque también encontramos pacientes que optan por esta técnica quirúrgica a partir de los 60 años de edad.

Técnica quirúrgica:

Un lifting se realiza en una sola intervención. Es importante llevar a cabo un minucioso estudio preoperatorio en el que se analice el rostro del paciente, su estructura ósea y su piel, estableciendo así las expectativas del paciente y ofreciéndole las posibilidades que la cirugía le ofrece.

El lifting se realiza bajo anestesia general, aunque también puede realizarse bajo anestesia local y sedación. El tiempo de duración de la cirugía es de aproximadamente dos horas, aunque el tiempo será mayor si se retocan además otras áreas cómo nariz, orejas o párpados. Tras la intervención deberá permanecer ingresado al menos un día o dos, dependiendo del tipo de anestesia utilizada y de la extensión del lifting.

En general, con esta intervención el cirujano “tensa” las capas musculares y la piel, retirando el tejido que sobra.

El postoperatorio no suele ser doloroso, aconsejando reposo durante las primeras dos semanas.

Técnica no quirúrgica:

Actualmente existen otras técnicas, tanto de plataforma laser como de infiltraciones, que nos ofrecen la posibilidad de mejorar nuestro aspecto y conseguir rejuvenecer el rostro sin cirugía.