Gracias a esta técnica se puede realizar una exploración de mamografía en 3D y se pueden ver toda la mama de forma tridimensional, como si fuese un TAC.
Esto nos permite distinguir entre todos los tejidos de la mama, y detectar lesiones muy pequeñas que antes pasaban desapercibidas, permitiendo aumentar la detección del cáncer en un 40%. Especialmente importante cuando la radiografía de la mama es difícil de interpretar, debido a la abundancia de tejido mamario.
También aumenta la especificidad, y así se reducen los falsos positivos, dado que los tejidos se ven en 3D, y se puede distinguir cualquier tejido, ya sea benigno o maligno, entre los tejidos sanos.
Todo esto facilita y mejora el diagnóstico de las patologías de mama.
Dicha modalidad permite diagnosticar mucho antes al paciente, en fases más tempranas de la enfermedad.
Esto permite que los tratamientos sean más sencillos, y que la calidad de vida del paciente apenas se vea afectada en muchos casos.
Al diagnosticar antes la enfermedad, las lesiones que se encuentran tienen un menor tamaño y apenas han tenido tiempo de crecer.
Los tratamientos por lo tanto son menos agresivos, las cirugías menos invasivas, e incluso estéticamente apenas causa efectos visibles, con menores efectos secundarios para la paciente.
octubre 9, 2020
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